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SIN ECHAR A PERDER LA COSECHA

Continuando con nuestra analogía del árbol hasta ahora hemos visto cómo los agentes abióticos influyen en su desarrollo y determinan su crecimiento, pero ahora quisiera referenciar a los agentes bióticos, que deben también ser monitoreados para que una vez la planta produzca fruto, éstos no sean echados a perder.

PALABRA: (Deuteronomio 28:38-42)

"38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. 39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. 40 Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. 41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. 42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta."

Este fragmento de la Palabra nos muestra la consecuencia de desobedecer al Señor, hacer cosas contrarias a su voluntad nos alejan de su cobertura y es Él quien nos libra de las plagas y pestes que pueden echar a perder todo lo que hemos conseguido aún de su mano.

De las 10 plagas con las que Dios demostró su poder frente a los Egipcios, todas hicieron que el “fruto”, es decir, el reflejo de la grandeza del imperio egipcio se viera disminuida ante el poder de Dios. Para efecto de este mensaje llamaremos plaga a toda condición que evita que la planta dé fruto o que ataca el fruto una vez producido.

Expuestos a las plagas

En algunas ocasiones las plagas tienen incidencia directa sobre las plantas, en otras ocasiones dicha incidencia es indirecta.

En el caso del trigo que creció con la cizaña (Ver Mateo 13:14-30), si bien es cierto que la maleza no tuvo incidencia directa sobre el trigo; al crecer juntos de alguna manera compite por los recursos, en el caso de la parábola, se dejo crecer junto con el trigo, entendiendo que luego habrá un tiempo de siega, donde la cizaña que sirve de tropieza y hace iniquidad un día sería echada al fuego (Ver Mateo 13:36-43).

Existen otras circunstancias en la que a pesar de que usted produzca mucho fruto, rápidamente todo lo que produce es echado a perder como agua que se escurre de entre los dedos.

38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. (Deuteronomio 28:38)

Es muy doloroso producir abundantemente y que después todo se pierda, es mucho mayor el esfuerzo, la dedicación, el tiempo, la energia "desperdiciada"; es mucho más grande el olor a putrefacción después de que una gran cosecha se ha perdido, al olor de una pequeña cosecha echada a perder.

Como creyentes conocemos la realidad que contrasta en este mundo: por un lado conocemos a quien vino a darnos una vida de plenitud y abundancia; por otro lado hemos oído hablar de aquel que vino a hurtar, matar y destruir, aquel que desea robarte todo lo que se ha obtenido en el Señor.

Estamos expuestos en este mundo a situaciones que querrán reducir nuestra capacidad de dar frutos, pero deberíamos permanecer bajo la cobertura del Padre para alcanzar su protección.

El pueblo de Israel durante su camino por el desierto, no solo recibió la luz de la columna de fuego, sino que dicho fuego también los cuidaba de los depredadores.

La desobediencia y las plagas

Dijimos en la introducción de este mensaje que si el pueblo de Israel obedecía, estaría bajo la cobertura de su Dios, en caso de que no lo hiciera su cobertura sería quitada.

En los tiempos de los jueces, el pueblo de Madián descendía a Israel y arrasaba con toda la cosecha, pero ¿cuál era la razón de que eso aconteciera?. Te invito a que leamos el libro de de Jueces en el capítulo 6:1-6

“1 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. 2 Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. 3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. 4 Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. 6 De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová.” (Jueces 6:1-6)


Sin duda la causa de la desprotección del pueblo fue la desobediencia; pero parece evidente que está a nuestro alcance la posibilidad de regresar a la cobertura de nuestro buen Padre celestial, esa posibilidad es habilitada a través del arrepentimiento, dejando nuestro actos de desobediencia y caminar en pos de Dios, de hecho cuando el rey Salomón dedicó el templo, estas fueron las palabras para Él y todo Israel:


13 Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; 14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2 Crónicas 7:13-14)

Bajo el Abrigo del Altísimo


De los capítulos más famosos de toda la Biblia es el Salmo 91, cuya página suele estar abiertas de par en par en la casa, muchas veces sin lograr entender el significado:


1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. 3 Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. 4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. 5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya (Salmos 91:1-6)

El versículo 1 nos muestra que este no es un salmo para todo el mundo, este es un salmo para los que deciden habitar bajo el abrigo del altísimo; es un acto absolutamente voluntario, así que nosotros tenemos la posibilidad de voluntariamente decidir si queremos estar o no bajo su cobertura.


El resto del salmo es un conjunto de promesas para aquellos que deciden habitar, hermosas promesas de cuidado y protección del lazo del cazador, de la peste destructora, del terror nocturno, pero ¿cómo habitar al abrigo del altísimo?, sino haciendo su voluntad, siguiendo sus preceptos y estatutos.


Por otro lado en la transición del antiguo al nuevo testamento está en el libro de Malaquías y habla de la obediencia respecto al diezmo y muestra claramente la consecuencia de hacerlo y allí claramente existe una correlación entre el obedecer y la protección de las plagas.


“10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.” - Malaquías 3:10-12


Creemos en la salvación por gracia por medio de la fe, pero también creemos en la seguridad y protección que obtenemos al estar bajo la cobertura del Señor, quien habita donde hay santidad y por eso debemos procurar caminar en santidad.


Sin echar a perder el fruto


Si quieres hacer un control efectivo de las plagas es necesario conocer el comportamiento de las mismas.


El pueblo de Israel conocía la oruga, el tizoncillo (Hongo negruzco que ataca a cereales), el añublo (Hongo que ataca a cereales), el revoltón (Oruga de la vid), el saltón (Saltamontes), la langosta. Ellos sabían qué plagas estaban dirigidas a qué tipo de cultivo y conocían su comportamiento para medianamente controlarlas.


De la misma manera, para lanzar una vacuna contra un virus, se debió haber tomado el virus y estudiarlo muy cuidadosamente para saber cómo se reproduce y eventualmente tomar medidas para inhibir su reproducción y crecimiento.


Nosotros también hemos de estar bien informados de toda la influencia espiritual que nos acecha y nos impide avanzar en obediencia con el padre celestial; conocer los tiempos, las temporadas, cuándo somos más vulnerables, el Espíritu Santo de Dios te ayuda a que mantengas tu frutos.

Conclusión

Podemos echar a perder de un momento a otro, el fruto que hemos alcanzado estando al lado del Señor; cuando decidimos no hacer su voluntad salimos de su cobertura haciéndonos vulnerables a los depredadores.


Pídele al Espíritu Santo que con su poder regenerador te guíe y empodere para hacer la voluntad del Padre celestial y tener una vida cada vez más cercana a la de Jesús.

Preguntas para reflexionar


  1. ¿Por qué plaga eres más propenso a ser atacado?

  2. ¿Te has expuesto de una mayor manera por causa de la desobediencia?

  3. ¿Entiendes los circunstancias en las que te vuelves más vulnerable?

¿Qué te ha hablado el Espíritu Santo?


IMPORTANTE: Lo que sea que el Espíritu Santo te instruya genera un plan de acción y rinde cuenta a algún compañero de grupo, líder, o pastor.


Comparte alguna de tus impresiones con tus compañeros de grupo, y pide apoyo en oración en caso de requerir.

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