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REVERDECIENDO POR SU GRACIA

Reverdecer es el primer paso después de estar caídos, atribulados, decepcionados, es la alternativa a la muerte definitiva, es el paso previo a florecer, producir renuevos y dar frutos.


En el mundo espiritual por fe podemos creer que empezamos a reverdecer por la influencia del Espíritu Santo, su gracia puede cambiar nuestro destino a gloria eterna cuando la sentencia era muerte.

PALABRA: (Números 17)

1 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. 3 Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara. 4 Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros. 5 Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros. 6 Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos. 7 Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio.

8 Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras. 9 Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara. 10 Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran. 11 E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.

12 Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos somos, todos nosotros somos perdidos. 13 Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por perecer todos?”

En el mensaje pasado hablamos del pacto que hizo Dios con el pueblo de Israel, en el Antiguo Testamento el arca del pacto era el símbolo que representaba la alianza entre Dios y el pueblo de Israel; hablamos de tres elementos importantes que se encontraban dentro del arca del pacto: el Maná, las tablas y la vara de Aarón (Ver Hebreos 9:1-5); hoy particularmente nos vamos a referir a la vara de Aarón con el objetivo de entender cómo el Señor en su infinita misericordia y por su gracia permitió que la vara reverdeciera, floreciera, arrojara renuevos y luego produjera frutos.

La esperanza de reverdecer


Una tarde mientras meditaba un poco acerca de los fenómenos naturales que han ocurrido recientemente, al asomarme por la ventana vi un árbol que resistió la embestida de los fuertes vientos de agosto, aunque a su alrededor había árboles desarraigados y otros caídos como si sus tallos hubieran sido golpeados por una hacha.


En el caso de este árbol su tallo no había sido partido, ni tampoco había sido desarraigado; pero sus ramas estaban ultrajadas, con muy pocas hojas de apariencia seca debido a las altas temperaturas que en esta temporada hemos experimentado.


Cualquiera que hubiese visto este árbol seguro no le daría esperanza de sobrevivir; pero bastó que cayera un aguacero para que su apariencia cambiará, ahora nuevas hojas verdes empezaron a aparecer.


Inmediatamente pensé en mí situación en los tiempos complejos, tiempos de cambio que estaba enfrentando y dije: “La misericordia de Dios es inmensa, así como este árbol estuvo a punto de morir y solo bastó un lluvia para que reverdeciera yo necesito ser bañado por su Santo Espíritu para que mi vida reverdezca.


“7 Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.8 Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo, 9 Al percibir el agua reverdecerá, Y hará copa como planta nueva.” (Job 14:7-9).

Nuestro anterior verde


En varias ocasiones la vara de Aarón (Diferente a la vara que se referencia en el pasaje principal) había sido usada para mostrar la gloria y poder de Dios.

La vara de Aarón fue usada para mostrarle al Faraón la grandeza del Señor, no solo en la visita a la corte, si no en cada una de las plagas donde fue extendida para azotar al pueblo egipcio.

Aarón ejecutaba funciones sacerdotales, fue elegido de la casa de Leví para interceder por el pueblo; sin embargo en una ocasión se levantaron en su contra Coré, Datán y Abiram; junto a 250 principales se rebelaron contra Moisés y Aarón, se creían también con la bendición de Jehová para liderar como Moisés y ejecutar funciones sacerdotales como Aarón.

De hecho Coré era también descendiente de Levi, familiar cercano a Moisés y Aarón; pero se resistió a su liderazgo, no pudo sujetarse al mandato de los dos hijos de Amram y Jocabed, retó al mismo Señor quien a causa de esta rebelión envió una gran mortandad en medio del pueblo de Israel. (Ver Números 16).

El pueblo había visto el respaldo de Dios a Moisés y Aarón y había visto lo que Dios hizo a través de la vara de Aarón, así que lo que se narra en Números 17, es una confirmación de Dios enfrente de todos los hijos de Israel, de que Moisés y Aarón eran sus escogidos, y por lo tanto quería que cesaran las quejas del pueblo de Israel contra ellos dos.

La causa de nuestra sequía

Bien conocido fue el liderazgo de Moisés y Aarón, ellos dos estuvieron desde la salida del pueblo de Egipto provocando que el faraón los liberara a través de las plagas, guiaron al pueblo a atravesar el desierto a través de la columna de fuego y de humo, lograron cruzar el mar rojo guiados por el Dios todopoderoso que los había seleccionado para cumplir esa misión.

En múltiples ocasiones el pueblo de Israel se opuso del liderazgo de Moisés y del sacerdocio de Aarón, en muchas ocasiones el pueblo se quejó y murmuró en contra de este par, qué difícil sería gobernar y llevar las cosas con un pueblo que constantemente se opone; la oposición, la queja y la murmuración absorben las fuerzas, las energías, la vitalidad de las personas.

Secos debieron sentirse Moisés y Aarón, cuando fueron retados por Coré; secos debieron sentirse cuando el pueblo a pesar de ver el fruto de su liderazgo no los respaldo, secos debieron sentirse cuando 250 personas influyentes decidieron hacerles frontalmente oposición; secos debieron sentirse cuando Datán y Abiram deciden dejarlos plantados.

Menos mal que Moisés y Aarón estaban en los asuntos del Dios viviente y entendían el carácter del Padre Celestial quien los respaldó, así como respaldó a Pablo quien fue perseguido, encarcelado, atormentado; y aun así, escribió un fragmento de la Palabra de Dios que infunde aliento a todo creyente.

Este fragmento nos recuerda la promesa de que reverdeceremos no solamente en este plano físico, sino más importante en el plano espiritual; nos recuerda que nuestros cuerpos corruptibles se convertirán en incorruptibles y tras su venida, Jesús un día glorificará nuestro cuerpos.

“16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” - (2 Corintios 4:16-18).

Reverdeciendo por su gracia

Aquel que otrora había murmurado en contra de su propio hermano, era ahora víctima de murmuración por parte de Coré, Datán y Abiram. Quizás lo tenía merecido, probablemente por sus actos en contra de su propio hermano merecía que otros se levantaran en contra de él pero la misericordia de Dios estuvo por encima del juicio.


Palabra de Aaron y María en contra de su hermano:


“Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.” - (Números 12:2).

Palabras de Coré y sus amigos a Aarón y Moisés.


“3 Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová;” ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová? (Números 16:3).

La intención de María y Aarón para murmurar de Moisés fue la misma que utilizo Coré y sus amigos para murmurar en contra de Moisés y Aarón; de aquí debemos aprender a no juzgar para no ser juzgados (Ver Lucas 6:37) y aunque por justicia le tocó a Aarón esta murmuración, el carácter misericordioso del Señor se manifestó, y por su gracia lo restituyó y permitió que sólo su vara de almendro pudiera reverdecer.


Espiritualmente usted ha tenido un nuevo nacimiento, que le va permitir reverdecer, un nacimiento al que solo se puede acceder mediante la fe en Jesucristo de Nazaret, probablemente usted ha hecho cosas que merecen castigos como bien merecido lo tenía Aarón; pero la misericordia y fidelidad del Señor no se acaban.


“Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. (Juan 3:4-6).


¿Cómo reverdecemos?.

Si usted tiene una mata seca lo primero que buscaría es echarle agua a sus raíces para que pudiera reverdecer.

La vara de Aarón reverdeció estando en la presencia de Jehová, en el tabernáculo del testimonio, es decir reverdeció en la presencia de nuestro Dios todo poderoso.

En el mundo espiritual es requerida la presencia del Espíritu Santo para poder reverdecer.

“37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.” (Juan 7:37-39).

Por otro lado también es requerido que cortemos todo lo que no da fruto, lo que está seco en nuestra vida, las ramificaciones que no generan más hojas, todo aquello que no bendice, eso no te deja avanzar; porque ciertamente un día será quemado todo lo que esté apartado de Jesús. Con Él podemos lograr nuevamente vitalidad y dar fruto, sin Él no podemos llevar fruto.

“5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.” (Juan 15:5-6).

Conclusión

Probablemente el estado de sequía espiritual al que has llegado lo tienes bien merecido; pero solo puedes reverdecer por la gracia de Dios, en su presencia es la única manera en la que tu vida seca y árida pueda volver a tomar el color verde y prepararse para florecer, generar renuevos y dar frutos.


¿Qué te ha hablado el Espíritu Santo?

  1. ¿En qué faceta de tu vida te sientes seco?

  2. ¿Ha faltado exponerte a la presencia de Dios?

  3. Has quitado de tu vida lo que no es de Dios?

Comparte alguna de tus impresiones con tus compañeros de grupo, y pide apoyo en oración en caso de requerir.

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